Escuela Especial N 2059

La Escuela Especial N° 2059 “Nuestra Señora de La Medalla Milagrosa” se erige como una institución fundamental en el panorama educativo de Capitán Bermúdez, siendo la única oferta de gestión pública en la ciudad dedicada a la educación especial. Con una trayectoria de más de 45 años, este centro ha sido un pilar para innumerables familias de la localidad y de la vecina Granadero Baigorria, ofreciendo un espacio de aprendizaje y desarrollo para niños, niñas y jóvenes con discapacidad intelectual. Sin embargo, su larga historia está marcada por una dualidad que define su presente: un proyecto pedagógico robusto y un equipo humano comprometido que contrastan fuertemente con una precariedad edilicia que ha persistido durante décadas.

Propuesta Educativa y Enfoque en la Inclusión

El núcleo de la labor de la Escuela N° 2059 reside en su compromiso con el principio de inclusión escolar. La institución no solo trabaja dentro de sus propias paredes, sino que extiende su acción a toda la comunidad educativa. Su estructura está pensada para acompañar a los estudiantes a lo largo de etapas cruciales de su desarrollo. La oferta se divide principalmente en dos grandes áreas:

• Nivel Primario Especial: Dirigido a alumnos de entre 6 y 14 años, esta etapa se centra en brindar las herramientas fundamentales de aprendizaje, adaptadas a las necesidades educativas especiales de cada estudiante.
• Formación Integral: Para jóvenes de 14 a 21 años, este ciclo funciona como una preparación para la vida adulta, enfocándose en el desarrollo de habilidades prácticas y sociales a través de talleres que buscan fomentar la autonomía y una posible inserción laboral.

Quizás uno de los aspectos más destacables de su proyecto pedagógico es el trabajo extramuros. La escuela cuenta con un equipo interdisciplinario de profesionales, incluyendo maestros de apoyo, que desempeñan un rol vital en la integración de alumnos con discapacidad en los colegios de nivel inicial y primario, así como en las secundarias de la región. Este acompañamiento es crucial para garantizar que la trayectoria educativa de los estudiantes sea coherente y equitativa, eliminando barreras y asegurando que puedan participar plenamente en el sistema educativo común. Este esfuerzo colaborativo con otras instituciones es un claro ejemplo de cómo la escuela trabaja activamente para construir una comunidad más inclusiva, sentando las bases para que sus alumnos puedan, en el futuro, aspirar a estudios superiores, ya sean de nivel terciario o en universidades, o a la formación vocacional que elijan.

La Lucha por un Espacio Digno: El Contrapunto Edilicio

A pesar de la solidez de su misión educativa, la realidad material de la Escuela Especial N° 2059 representa su mayor desafío y es un punto crítico que las familias deben considerar. Durante sus 45 años de existencia, la institución nunca ha contado con un edificio propio. Actualmente, sus operaciones se encuentran divididas en dos sedes alquiladas, ninguna de las cuales fue diseñada para propósitos educativos, y mucho menos para atender a una población con requerimientos específicos de accesibilidad.

La sede principal, ubicada en Presidente Perón 253, es una casa de familia adaptada de manera precaria. Informes y testimonios de la comunidad educativa señalan problemas crónicos como humedad, instalaciones eléctricas y de gas deficientes, y una distribución espacial inadecuada. Uno de los puntos más críticos es la existencia de un solo baño para toda la matrícula, el cual no está adaptado para estudiantes con discapacidad motriz, además de la ausencia de rampas para salvar los desniveles. El segundo espacio, destinado a la Formación Integral en la calle Alsina, es descrito como aún más reducido e inadecuado. Esta situación no solo compromete la comodidad y seguridad de los estudiantes y del personal, sino que también limita la capacidad de la escuela, que cuenta con una lista de espera de alumnos que no pueden ser admitidos por falta de espacio físico.

Una Reivindicación Histórica

La comunidad educativa, compuesta por un cuerpo docente de aproximadamente 40 profesionales, estudiantes y familias, no ha permanecido pasiva. Su lucha por un edificio propio es una constante. Desde hace años, existe un terreno cedido oficialmente por el Ministerio de Educación provincial, ubicado entre la Escuela Técnica 293 y el club Santa Catalina, e incluso los planos para la construcción están aprobados. Sin embargo, el inicio de las obras sigue siendo una promesa incumplida. Esta situación ha motivado numerosas manifestaciones, caminatas simbólicas y reclamos públicos, evidenciando la resiliencia y el compromiso de una comunidad que exige condiciones dignas para enseñar y aprender. En ocasiones, han sido los propios padres quienes, a través de bingos y ventas, han recaudado fondos para realizar arreglos urgentes que excedían el presupuesto asignado, como la reparación de techos con filtraciones.

Análisis Final para las Familias

Para una familia que evalúa la Escuela Especial N° 2059, la decisión implica sopesar dos realidades contrapuestas. Por un lado, se encuentra una institución con un valor incalculable para la comunidad: un equipo de profesionales dedicados, una clara vocación por la formación integral y un robusto programa de inclusión que trasciende sus propias limitaciones físicas para apoyar a estudiantes en toda la red escolar. La dedicación del personal y la fortaleza de su comunidad son, sin duda, sus mayores activos.

Por otro lado, las deficiencias edilicias son un factor innegable y severo. La falta de un espacio adecuado, seguro y accesible es una desventaja significativa que puede impactar directamente en la experiencia diaria del estudiante. La división en dos sedes y la incapacidad de la infraestructura actual para satisfacer las necesidades básicas de sus alumnos son aspectos que deben ser considerados con seriedad. La elección de esta escuela es, en esencia, una apuesta por un proyecto humano y pedagógico excepcional que se desarrolla, a pesar de todo, en un entorno físico que no está a su altura.